Saigyō (1118-1190) es uno de los poetas más conocidos de Japón. Miembro del clan más poderoso del país en esa época, a los veintidós años decidió convertirse en ermitaño y vivir de acuerdo con los principios del budismo. Desde entonces hasta su muerte, vivió casi siempre como un ermitaño en una simple choza y rodeado por la naturaleza, su mejor compañía y la mayor inspiración de sus poemas. 

 

Es difícil
alejarse del mundo
pero me alejaré.
porque la verdad
es el único camino.

***

¿Imaginé alguna vez
que pasaría los días y las noches
las mangas empapadas
con las aguas salobres de Futami
contemplando la luna?

***

No esperaré
saldré a buscar
el cerezo de la montaña
descubriendo el camino
guiado por las flores.

***

Las aguas turbias
se vuelven cristalinas
cuando solo en Ōhara
me hago amigo
de la diáfana luna.

***
Empapado por la lluvia
en esta choza que gotea
pero contento
imaginando la luz de la luna
que va a llenarla pronto.

***

Las ramas del cerezo
encendidas de flores
niebla de la mañana
como humo
a la deriva.